Descubrimiento del Ford Edge

El Ford Edge no es en sí mismo una novedad, ya que nuestros amigos del otro lado del Atlántico conocen el nombre desde hace algunos años. Para los cinéfilos, es el todoterreno negro de los villanos de la película «007 Quantum Of Solace». Aunque parezca mentira, así lo descubrí y por eso no llegué a un territorio totalmente desconocido para descubrir esta segunda versión (la primera para nosotros los europeos), pues ya había leído sobre el modelo en cuestión. ¿Quieres encontrar tu coche de ocasión en Barcelona al mejor precio? Elige el concesionario de coches de ocasión en Barcelona Crestanevada.

 

Munich. No, no visité el famoso BMW Welt ni intenté captar algunos de los prototipos de la marca que se están probando en las carreteras bávaras. Este fue nuestro destino para las pruebas nacionales del último SUV de Ford en llegar al mercado europeo: el Ford Edge. Me gustaría advertirle de entrada que no espere comprar un trozo del sueño americano, ya que los motores disponibles en el viejo continente son totalmente específicos para este mercado.

 

Nuestros queridos amigos del otro lado del Atlántico tienen motores de gasolina V6 mientras que nosotros, algunos dirían que menos pudientes, sólo tenemos derecho a dos diésel de 4 cilindros. Uno que desarrolla 180 CV, asociado a una caja de cambios de 6 velocidades, y otro de 210 CV asociado a la nueva caja de cambios automática Powershift que podrás descubrir en otros modelos venideros. No es tan americano, ya que los motores proceden de PSA, la plataforma es europea y el montaje se realiza en Canadá. Es un coche más internacional. Este es el nuevo camino emprendido por Ford con el programa «One Ford», que pretende diseñar modelos para todo el mundo y no sólo para mercados específicos. Por supuesto, algunas versiones se seguirán destinando a China o Estados Unidos, pero este Ford Edge es un buen primer ejemplo del deseo de globalización del fabricante americano.

 

¡Ahí están, todas frescas, todas relucientes, todas listas para morder el asfalto, todas ………………… orange?! Pues parece que sí, naranja… Todavía me veo en el avión suplicando un ejemplar en un color un poco más original que los habituales blanco, negro y otros cincuenta tonos de gris (sí, lo sé, ha estado mal, deben ser cerca de las 10 de la noche mientras escribo estas pocas líneas). Pues yo estoy mirando un montón de Ford Edge Sport 210hp powershift en naranja, así al menos no hay problema de distribución de modelos con mis otros estimados colegas.

 

El color sin duda tiene algo que ver, pero la primera impresión al llegar al escenario de la fiesta del día es… americana. ¿Qué quiero decir con eso? Imponente, llamativo, vistoso, alas grandes y musculosas, americano qué, yo me entiendo que es lo principal (ah flûte, tú también debes entender…). Echemos un vistazo más de cerca a la parte delantera. El capó, con dos grandes nervaduras afiladas, refuerza el carácter agresivo de este último. Los faros, rectangulares y bastante banales, se sitúan altos y en los extremos a ambos lados de la enorme parrilla negra que ha perdido su cromado para su entrada en el mercado europeo.

 

De lado, podríamos haber prescindido fácilmente de los trozos de plástico en los paneles de los balancines que estropean en parte el aspecto bastante dinámico del conjunto, especialmente en este acabado Sport. El portón trasero, muy inclinado, rompe el aspecto voluminoso del coche y aporta un toque de delicadeza del que suelen carecer los SUV americanos. Pero si a eso le añadimos los pilotos traseros inspirados/derivados en gran medida de los de la gama actual de monovolúmenes, obtenemos un SUV europeo, y eso es lo que me molesta de esta segunda generación. El Ford Edge ha abandonado su aspecto macizo y se ha vuelto más refinado para adaptarse a un mercado exigente. Pierde en encanto lo que gana en credibilidad visual para el consumidor europeo.

 

¿Es «Born in the USA» también para el interior? No hay duda sobre el final, pero también es «Bonjour Tristesse» para el conjunto. El negro es negro, no hay esperanza para eso. El Ford Edge sigue el patrón de diseño interior introducido recientemente en el último S-Max, por lo que casi pierdes la impresión de estar en un SUV. No hay nada particularmente masivo en él, no hay pomo para ningún tipo de sistema de adaptación al terreno, no hay cromo, ni siquiera plástico gris, es realmente «full black».